En los últimos años ha intentado demostrar a su manera que otra moda es posible, con prendas fabricadas con nylon reciclado procedente de las redes de pesca, o con proyectos como el que le llevó a tender lazos con las pastoras Mongolia para la producción sostenible de «cachemir», trabajando como en sus tiempos jóvenes «en equipo-familia» y emocionándose con la historia y el proceso hasta ver la prenda acabada.